La certeza de lo que se nos viene, de que tal día de tal mes nos embolsaremos un pastizal, cinco días después otro tanto, nueve días de reposo y venga a sumar, tres días de trabajo en una semana, dos de promoción de un trabajo que va a ser exitoso, viaje en avión con billete cerrado para volver a los tres días en el vuelo de las 16:35, puede resultar para unos la tranquilidad de saber lo que se les viene encima, para otros la angustia de tener todo medido al segundo, pero para un torero debería ser algo inverosímil, un imposible, un sueño utópico que el toro tendría que aceptar y los compañeros permitir.
Interesante análisis sobre lo que fue hace años la competencia al inicio de la temporada, el ganarse los contratos día a día y el tener los contratos listos aun sin empezar el año…..